miércoles, 6 de mayo de 2009

COMO ODIO EL TREN

Hablar de cercanías en cuestion de trenes es esa úlcera que se abre y se cierra pero que jamás se curará. Pues dígadme vuesas mercedes si no es por hobbit cuando un tren ha ido bien sin que se lleve un margen de una hora. Tal y como está el panorama laboral merece la pena llevarse el maldito coche, contaminar el planeta, acabar con los barriles de gasolina (petroleo ya lo sé) y dar la espalda al transporte público.
Mis dos últimos puñetazos por gentileza de la renfe, o adif y su ... madre, me hicieron perder el último autobús que llevaba hasta mi casa cuando no tenía con que llamar. Me bajo en la siguiente pues llovía a cántaros y con lo cual cogería un taxi para ir a casita. Lloviendo no hay taxis y los teléfonos públicos no funcionan. Corre, mójate, pilla un bus y a la parada con taxis te bajas. Catarro al canto que todavía sufro las consecuencias. La siguiente fue que llevo una hora de margen para cambiarme en el trabajo y estar lista en tiempo suficiente para inspeccionar la operativa. Solamente me sobraron siete minutos para llegar al lugar, cambiarme y estar a punto. Estando congestionada y fiebrosa consiguí estar en el tiempo exacto. Sin embargo más perdida que una gallina fuera de su corral.

Si digo que fue por culpa de los trenes los jefes se piensan que eres una perezosa y que no te ha dado la gana de coger el tren de antes. En cambio, si dices que ha habido un atasco, como los señoritos cogen el coche y lo pueden aparcar al parquing del edificio, son más flexibles.
No sueltan "el ya...." ni se miran el reloj de pulsera.

2 comentarios:

Blue Priestess dijo...

Anda, si no sabía que este blog también era tuyo. Qué cosas.

Ya veo, constipado, moquillo... lo de esso casos. Tendré que regalarte otro elefante (y este lo lo dejes en una estantería, llévalo encima...)

MALAQUITA dijo...

que sea verde por fa!