sábado, 18 de octubre de 2008

EN UNA CUIDAD COMO BARCELONA

Llegué, vi y aluciné.
Resumen de lo que ha ocurrido ante mis ojos en una semana.
Pasear por Barcelona es un entretenimiento muy nutritivo para mentes Morbosas. Entiendo que sus habitantes vayan en marcha de aludismo colectivo y sobreviva el individualismo. En una ciudad donde tienen el derecho los nudistas a pasear sin ser detenidos, pues sorprende que la gente los mire con repulsion cuando hay gente que blasfema o habla y se discute con ella misma. Y no les paran los pies.
En una cuidad donde los taxistas hacen lo que quieren con el carril bus y si tu desgraciado lo utilizas, te insultan, te pitan y hacen luces.
En una ciudad en la cual se presume de su civismo y presencio una pelea en plena calle a la luz del dia: agresor sale de su turimo, víctima dentro de una furgoneta con la ventanilla bajada en medio del chaflán de un cruce, recibe un puñetazo y no se defiende; Se va la furgoneta primero y el agresor tan ancho y pancho.
Lo he pensado. Si hablara de todo lo que rodea, iría hablando y discutiendo conmigo misma, quizás desnuda. Pitaría e insultaría a los taxistas, saldría del coche y les pegaría una par de puñetazos quedándome más ancha que la Avenida Diagonal. Llegaría a ser tan cívica que acabaría en el mejor psiquiátrico de la provincia.

Como canta Amaral en Biarritz:
"...
como un testigo cruel,
que se impone sin hablar
Biarritz dormida soledad,
lleva mis pasos hacia el mar,
que no despierte ya
que no pueda escapar.
Siento que la luz se apaga
y sé que la vida se va
hasta el final, aprieta hasta el final."

(Suerte que tengo mi MP3)