El caso es de lo más grave que he podido apreciar, pero la cuestión que me come la moral es qué utilidad tienen los puntos. Haces una infracción, te los quitan y luego te los vuelven a dar. Pero ¿no debía ser un escarmiento? Es más, cuando al principio los pusieron en marcha, salieron de debajo de las piedras oficinas de jurídicas que recurrían a los tribunales para devolverte los puntos pérdidos. Supongo que les fueron bien, porque hasta en las compañías de seguros hay una ampliación que recurre a lo mismo.
Este juego de quiero y no puedo me recuerda a mi epóca de instituto, que acabaron de implatar la reforma de la ESO y no se podían deshacer de los elementos problemáticos y te decían que estaban expulsado y al cabo de 15 días volvían al mismo centro. Y volvemos otra vez a liarla.